lunes, 22 de agosto de 2011

Katía, la diosa de las tempestades, deja caer la lluvia sobre el cuento..

Mientras tanto, la princesa notaba cambios en su cuerpo. Su larga cabellera dorada se estaba oscureciendo. Ahora parecía del color del onix más puro. Su piel ya no era tersa como antes, se estaba arrugando por momentos. Estaba totalmente desesperada, se pasaba los días en su habitación porque no quería que nadie la viese.
Una noche no aguanto más, después de haber estado llorando todo el día, decidió escaparse. Prefería que todos pensasen que había muerto antes que alguien la viese fea. Era una noche de luna llena, la iluminación era perfecta. Como conocía los pasillos secretos del castillo no tuvo ninguna dificultad en salir de allí.
Con todo el pesar de su corazón, miró para atrás -era la decisión correcta- se dijo a sí misma y se adentró en el bosque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario